¿QUÉ HACER?
Mientras
estas en le recreo, Ana, una de tus alumnas, sufre una mala caída después de un
salto y se tuerce el tobillo. Le duele mucho y se le empieza a inflamar en
cuestión de minutos.
En este caso, se ha producido un esguince en el tobillo, ya que
la chica, a la que llamaremos ANA, ha sufrido una mala caída tras un salto y se
le ha torcido el mismo.
Ahora
bien, ¿Qué es un esguince? pues es la distensión, es decir, alargamiento,
o incluso a veces el desgarro de uno o
más de los ligamentos que forman parte de una articulación, en nuestro caso del
tobillo, compuesto por los siguientes huesos: tibia, peroné y el astrágalo.
Entre los signos y síntomas del esguince destacan la inflamación y el dolor (debido a
la distesión de los tejidos), los mismos que ha sufrido Ana, aunque no hay que
descartar que al poco tiempo le pueda aparecer un hematoma.
Una vez
que ya sabemos que ha pasado, es el
momento de actuar.
En primer lugar, debemos calmar a Ana, estar
a su lado y no dejar que camine ni que apoye el pie, ya que hay que mantener en reposo el tobillo. Además, tendremos
que retirar del tobillo afectado la zapatilla y el calcetín , todo ello con
mucho cuidado.
Seguidamente, le tendremos que aplicar frío local , en un periodo de no más de
15-20 minutos por cada 4 o 6 horas, mediante compresas de agua fría o hielo
protegiendo la zona previamente, para que no contacte directamente con la piel .
Por ejemplo, podemos envolver la compresa o los hielos en una toalla o en una
camiseta si no tenemos otra cosa. No debemos olvidar que la aplicación de frio es imprescindible en
las primeras 72 horas.
Tras esto, será el momento de inmovilizar,
es decir, de la compresión del tobillo con un vendaje almohadillado, elástico, y
compresivo, sin ajustar demasiado para no dificultar la circulación.
Por último, Ana deberá mantener el pie en
alto, por encima del nivel del corazón, es decir, elevarlo y tenerlo en reposo. Esto ayudará a disminuir el hinchazón.
Asimismo,
es importante llamar a la familia para
que acudan al médico, preferiblemente a un traumatólogo, quién explorará la zona afectada, le
hará una radiografía, valorará la gravedad de la lesión (1º grado, 2º grado o 3º
grado) y le indicará el tratamiento que debe seguir. Además, el profesional será quién le recete
analgésicos si se necesita.
En definitiva, todas las actuaciones que he nombrado con anterioridad y que aparecen en negrita, pueden ser fácilmente recordadas con la palabra RICE: reposo, hielo, comprensión y elevación.
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