CASO PRÁCTICO
Un día, llegas a clase y María, la madre de Helena te comenta nada más llegar que su hija (3 añitos) tiene problemas para dormir y que necesitará mucha atención por tu parte ya que tiene terrores nocturnos o pesadillas, no sabe que le pasa. María te cuenta que Helena se despierta con frecuencia gritando y que ella cuando se despierta, le explica todo lo que le sucede y también, nos comenta que tiene dificultad a la hora de dormir la siesta.
¿SON
REALMENTE TERRORES NOCTURNOS O PESADILLAS? ¿CÓMO
PODEMOS AYUDAR A MARÍA PARA QUE HELENA SE DUERMA LA SIESTA?
En primer lugar, Helena, no padece de terrores nocturnos ya que recuerda lo que ha soñado y le explica a su madre lo que ha pasado. Los terrores nocturnos implican amnesia, es decir, el niño o niña se despierta chillando y no recuerda nada de lo que ha ocurrido, por lo que, no es consciente de lo que pasa.
En este caso, Helena tiene
pesadillas ya que recuerda lo que ha soñado y es consciente. Éstas producen
fuertes sensaciones de miedo, terror y ansiedad y se relacionan con historias o
hechos que han escuchado o sucedido durante el día y que les han impresionado
de algún modo, sobre todo a los más pequeños, incapaces de diferenciar los
sueños de la realidad.
En
segundo lugar, con respecto a la
siesta, es un periodo durante el cual el cerebro precisa un breve descanso
(entre las dos y las cuatro de la tarde).
Para que Helena pueda dormir
tranquilamente la siesta, es muy importante crear un ambiente relajado, en donde ella se sienta cómoda y segura, para
posteriormente enseñarle cuales son los pasos a seguir para realizarla:
Le mostraría el lugar donde va a dormir la siesta y cuál
es su camita (cumpliendo los criterios de seguridad e
higiene y estarán correctamente delimitados), para que aprenda a
identificarlos. Le explicaría que tiene que descalzarse, esto puede
servir para que relacione este acto con hacer la siesta. Asimismo, motivaría a
Helena a que me ayude a preparar la habitación (luz, sonido) como ella
se sienta más cómoda.
Además,
antes de acostarse permitiría que cogiese el juguete que más le guste y
con el que quiere dormir, es muy importante que en todo momento nos mostremos
cariñosos y afectivos. También, le
explicaría que es dormir la siesta (a través de juegos, como el juego
simbólico, imágenes) y que el tiempo no va a ser igual que por la noche, ya que
esto puede influir negativamente. El momento que tenga que despertarla, lo
haría de forma lenta y tranquila, dejando que Helena se vaya despertando sola.
Para concluir, como educadores y educadoras debemos
ser conscientes de que las actividades de enseñanza- aprendizaje para trabajar los
hábitos de sueño en la escuela infantil, tienen que cumplir una serie de
requisitos: ser motivadoras y estructuradas, estar adaptadas a las
características individuales del niño o niña, deben participar las familias (padres
y madres deben compartir los mismos criterios entre ellos y con la escuela
infantil), la distribución del espacio debe adaptarse a la necesidad de los
niños y niñas y deben asociarse a las rutinas.
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